Tom Ripley está pasando apuros para vivir en la gran ciudad, Nueva York,
 a pesar de su talento especial para hacer cualquier cosa para 
sobrevivir. Necesita urgentemente escapar de allí porque sus pequeños 
chanchullos no tardarán mucho en ser descubiertos. Cuando Mister 
Greenleaf, un empresario naval millonario, le pide que viaje a Italia 
para convencer a su hijo Dickie (un joven que se dedica a despilfarrar 
el dinero de su padre a base de idealistas e ingenuos proyectos) de que 
vuelva a casa, Ripley sabe que ha llegado la ocasión que esperaba 
("Siempre se presentaba algo. Esa era la filosofía de Tom.")
En Mongibello, cerca de Nápoles en la ficción, encuentra al mujeriego 
Dickie Greenleaf y a su leal novia Marge Sherwood,  que lo reciben con 
desconfianza. Ripley empieza a mantener con ambos una relación de 
amistad con ambos gracias a sus mentiras y artimañas (haciendo creer a 
Dickie que estudiaron en la misma universidad y que comparten la misma 
pasión por el jazz). Sin embargo, cuando Dickie empieza a cansarse de su
 compañía y de su dependencia, los sentimientos de Ripley se desmoronan 
al ver como puede desaparecer el nuevo estilo de vida al que se ha 
acostumbrado, por lo que tendrá que sacar de nuevo a florecer su talento
 para la supervivencia.
Entonces tiene una idea, a su modo de ver, genial: matará a Dickie 
fingiendo un accidente y se hará pasar por él. Tras ejecutar su plan 
frente a la costa de San Remo, en una de las escenas más recordadas de 
la novela de suspense, comienza Ripley a practicar un inverosímil juego 
de doble personalidad que en varias ocasiones está a punto de ser 
descubierto, aunque el inquietante y fascinante Ripley sabe que siempre 
se acaba presentando algo que lo sacará de apuros.
La supuesta liberación que siente Ripley al acabar con Greenleaf y tomar
 prestada su identidad, hace que el interés de la historia decaiga un 
tanto, aunque la aparición de Miles (amigo de Greenleaf), que descubre 
el “secreto” de Ripley, renueva la trama y la vuelve a poner en su 
sitio. La novela aborda el origen y motivaciones de la psicopatía, en la
 medida en la que Ripley, hasta entonces un estafador convencional, se 
convierte en un asesino, usurpador y violento psicópata, que actúa bajo 
la ira y el resentimiento. Pero también es una historia cumbre sobre la 
identidad. Cuando Ripley toma la identidad de Greenleaf, y gasta su 
dinero como quiere, utiliza sus privilegios sociales y se plantea si le 
gustaría ser Greenleaf para el resto de su vida, se puede apreciar el 
deseo del protagonista de cambiar como persona, de ser otro alguien, 
algo que por supuesto no sucede. El estilo es por lo general oscuro y 
pesimista, con un ambiente depresivo y sucio a pesar de transcurrir en 
la vieja y glamourosa Europa.