09 diciembre, 2012

Climas de España


LOS CLIMAS DE ESPAÑA

Los grandes rasgos climáticos de España: elementos y su distribución espacial.
En ocasiones utilizamos el concepto de tiempo y clima indistintamente de manera
equivocada. Aunque guardan relación entre sí son objeto de estudio por distintas ramas
de la ciencia.
Entendemos por  tiempo  la situación de la atmósfera en un lugar y momento
determinado. La meteorología se ocupa de su estudio
El clima es la sucesión de estados atmosféricos, las condiciones atmosféricas que se
dan en una región en un largo período de tiempo ( al menos 30 años).la Climatología se
ocupa de analizar los climas.
Los elementos determinan el clima. Entre los elementos destacamos la precipitación y
la temperatura
♦ Las precipitaciones. Distribución espacial
Es un elemento fundamental pues de la cantidad de agua caída depende el paisaje
vegetal y la economía. Debido a la escasez de agua que hay en nuestro país, los recursos
hídricos se cuentan como parte de los desequilibrios regionales.
La pluviosidad  española depende de:
La posición respecto a la circulación general atmosférica
La altitud
Los vientos húmedos
La topografía
La pluviometría española muestra  valores muy desiguales y es, en general, baja. A
partir del mapa  pluviométrico medio, se pueden distinguir tres grandes franjas, que
corresponden a  la España húmeda, la seca y la árida.
1. La España húmeda. Es la única que recibe precipitaciones anuales abundantes,
siempre superiores a los 800 litros, aunque existen puntos que superan los 2000
litros. Comprende las vertientes noroeste y norte peninsular, desarrollándose
sobre una franja continua que va desde Galicia hasta Cataluña, incluyendo
también las zonas montañosas de esa vertiente norte: los  macizos Galaico y
Cantábrico y los Pirineos. Las causas de la elevada pluviometría de estas áreas                                                                                    
hay que buscarlas en su disposición septentrional, con la consiguiente influencia
de las borrascas y de los frentes atlánticos, y en el relieve.
Fuera de estas áreas, sólo algunos núcleos aislados de la Península reciben
precipitaciones totales anuales similares, conformando auténticos islotes de humedad en
medio de zonas más secas. En este caso, la altitud  es la causa fundamental de las
abundantes precipitaciones, de ahí que su distribución esté estrechamente relacionada
con las áreas montañosas de la Península: sectores de la Penibética, zonas más elevadas
de la Cordillera Ibérica, las sierras de Cazorla y Segura, y puntos muy localizados de los
Montes de Toledo y Sierra Morena. Dentro de esta área merecen destacarse la sierra de
Grazalema, la más lluviosa de España, que recibe más de 2000 litros anuales, explicable
por el efecto orográfico, la distancia al mar, su posición respecto a los vientos húmedos
con diferencia entre barlovento y sotavento, y la sierra de Gredos , que supera
ampliamente los 1500 litros.
2. La España seca. Es un área muy amplia delimitada, por las isoyetas de 300 y
800 mm anuales, y abarca el 72% del territorio peninsular. Incluyendo las dos
submesetas, los valles del Ebro y del Guadalquivir, zonas de Levante y
Cataluña, y  la mayor parte de los archipiélagos. Las causas de la disminución de
las precipitaciones son, por un lado, el debilitamiento de los flujos atlánticos a
medida que penetramos hacia el interior de la Península; y por otro, cuanto más
al sur, mayor es la influencia del mundo tropical.
El paso de la España húmeda a la España seca se realiza a través de  una zona de
transición, delimitada por las isoyetas de 600 a 800 litros anuales, se extiende formando
una aureola por la vertiente meridional de los Pirineos,  Cordillera Cantábrica y el sector
occidental de ambas mesetas.
3. La España árida. Se corresponde con aquellos lugares que reciben menos de
300 litros de precipitaciones totales anuales. Se  localiza en su mayor parte en el
sureste peninsular y en el flanco levantino, cuenca del segura, e incluye también
algunas comarcas dispersas del interior peninsular, Zamora como las
altiplanicies granadinas y el bajo Ebro.
La atonía de las precipitaciones se explica, en unos casos, por el efecto de pantalla que
ejercen los relieves cercanos frente a la dirección predominante de los flujos lluviosos;
en otros, por su posición interior.
Carácter y reparto estacional de las precipitaciones                                                                                    
El carácter de las precipitaciones cambia también de un lugar a otro. Así, en la
España húmeda, las precipitaciones caen durante muchos días a lo largo de todo el
año- unos 150 días- y por eso son, por lo general, finas y persistentes. En cambio, en
las zonas secas y áridas, el número de días de lluvia desciende de manera considerable-
75 y 25 días al año, respectivamente-, por lo que las precipitaciones caen en forma de
violentos aguaceros.
Tan importante como el número de días  de precipitación es su régimen estacional, es
decir, su reparto a lo largo de las estaciones del  año. Los principales regímenes
pluviométricos son tres:
◊ el máximo de invierno se corresponde con la franja más próxima al océano
abierto, esto es, todo el sector occidental de la Península;
◊ el interior y la mitad oriental se caracterizan por la existencia de dos
máximos, uno en otoño y otro en primavera; por último,
◊ en  zonas muy localizadas del interior, algunas áreas presentan
precipitaciones estivales superiores a las de invierno.
También tenemos que referirnos a  la nieve reserva hídrica importante. Los espacios de
ocio suponen un aprovechamiento económico importante a pesar del daño al medio
ambiente.
Disminuye de Norte a Sur. Es importante en las sierras del Norte (más de 20 días al
año). En las costas levantinas y meridionales son desconocidas.
El  granizo. Se  incrementa de Sur a norte y de Este a Oeste y con la altitud. Los
máximos son 10 días al año en sierras montañosas y  los mínimos en las costas
levantinas y meridionales.
♦ Las temperaturas. Distribución espacial.
Grado de calentamiento del aire por la acción de los rayos solares. Su estudio permite
caracterizar los climas. se  ve condicionada por :
La latitud
La altitud., tanto por el descenso de temperaturas como por las
distintas vertientes.
La influencia marina.
Una primera aproximación a la diversidad de las temperaturas puede venir del
estudio de las temperaturas medias anuales. Se aprecian una serie de contrastes que
hay que destacar.                                                                                    
• La latitud es la principal responsable de que las  temperaturas medias
aumenten de  Norte a Sur. La costa cantábrica es la más fresca, con medias
térmicas inferiores a los 15º C. En el resto de la  Península, las temperaturas
medias superan los 15º C y en el valle bajo de Guadalquivir se aproxima a los
20º C. En una situación intermedia se situarían las dos submesetas y las tierras
extremeñas. La  isoterma más alta es la 18.5º correspondiente a Córdoba y
Sevilla.
• La influencia marítima se aprecia en la mitad occidental de la Península, donde
las temperaturas son más frescas que en las áreas cercanas al Mediterráneo. Ésta
es también la causante de las elevadas temperaturas alcanzadas en la costa
mediterránea. El poder atemperante del mar, la acción termorreguladora que éste
provoca da lugar a la diferencia entre centro y periferia
• La altitud y la disposición del relieve hacen que en el interior peninsular las
isotermas se ajusten a las curvas de nivel con bastante fidelidad, de tal modo que
los puntos más fríos coinciden con las áreas más elevadas de Península. En
cuanto a la orientación de las pendientes:
                   La  pendiente Sur, es la solana
                   La pendiente Norte, la umbría.
Un punto situado a la misma altitud puede tener distinta temperatura.
En cuanto a  las temperaturas extremas  diremos que tienen incidencia sobre los
ecosistemas  y la economía. Se trabaja con valores  absolutos al hablar de estas
temperaturas que establecemos de la siguiente manera:
◊ Máximas más elevadas: valle del Guadalquivir, valle medio del Guadiana,
Badajoz, Cáceres, C. Real, mitad sur del Ebro.
◊ Mínimas absolutas: Meseta, La mancha, zonas del S.  Ibérico (Molina de
Aragón -30º), Albacete, Ávila, león, Soria, Burgos, Teruel, Cuenca.
Cuando la temperatura mínima es igual o inferior a 0ª encontramos las heladas que se
distribuyen así:
◊ Interior: submeseta Norte ( más de 80 días), la Mancha ( entre 60 y 80 días) y en
puntos de los Pirineos ( 100 días)
◊ Costa: muy raras. Excepcionalmente en costa del Norte y NO y casi nunca en
Costa del Sol.
La amplitud térmica                                                                                      
Diferencia entre el mes más cálida y el más frío. Presenta el contraste centro- periferia.
Más amplitud térmica en el centro y menos en la periferia.
Si analizamos el mapa con las amplitudes térmicas,  podrían añadirse nuevos
matices y quedarían así patentes las modificaciones que sufren las temperaturas a causa
de la continentalidad.
Aunque las temperaturas medias anuales de la costa  y las del interior no difieren en
exceso, sí lo hacen las amplitudes térmicas, que nos alejamos del litoral. Los valores
más altos se corresponden con las Submesetas Norte y Sur- de 20 a 21º C y de 17 a 21º
C, respectivamente-, seguidas del valle del Ebro y de las campiñas béticas. Las causas
habría que buscarlas en la escasa influencia marítima de estas zonas.  El resultado será
un fuerte enfriamiento del aire en invierno y un notable recalentamiento en la estación
estival. Los inviernos del interior son fríos y largos. En la periferia son suaves y
cortos.
En la costa meridional y oriental la amplitud térmica anual está entre 13 y 15º; la costa
septentrional en 10º  y el interior entre 17 y 18º.
Factores climáticos en España.
Los factores modifican  el clima. Pueden  ser: astronómicos, meteorológicos y
geográficos:
Factores astronómicos.
Vienen dados por la situación de España en el planeta.
Latitud.
Tiene incidencia en la diferencia de
1. los balances de radiación solar. A más latitud, disminuyen los valores
térmicos.
2. en la duración de días y noches
El clima de la Península no puede ser entendido sin tener en cuenta su situación
astronómica. El territorio español peninsular se extiende entre los 43º y 36º de latitud
norte, es decir, en el borde meridional de la zona templada, una zona de transición sobre
la que  actúan los mecanismos de los climas templados y tropicales.
Los movimientos de la Tierra.
      Causa la sucesión de las estaciones.                                                                                    

Factores meteorológicos.

Son más decisivos para los climas que la latitud. Están relacionados con la circulación
general atmosférica. Es España intervienen de forma independiente:
Las masas de aire
Los centros de acción
Los frentes
Las masas de aire
A España llega aire polar, tanto marítimo como continental; aire ártico muy frío y
seco y aire tropical marítimo, cálido y húmedo. Las masas de aire forman
los centros de acción que son dos: anticiclones y borrascas.
Estos tipos de masas de aire pueden ser estables o permanentes  o bien inestables o
estacionales, según su origen y su periodo de actividad.
En España no se dan las condiciones necesarias para la formación de masas de aire
por sus dimensiones, por lo tanto los climas españoles dependen de las aportaciones
de masas de aire de otras regiones
Los grandes centros de acción que afectan a la Península  son dos:
la depresión semipermanente  de Islandia. Se encuentra en el Atlántico Norte.
Es una baja presión permanente que empuja hacia nuestras costas vientos fríos y
húmedos del Atlántico. En invierno se desplaza hacia el Sur y se suaviza por la
influencia de la corriente marina cálida procedente del golfo de México. Provoca
numerosas precipitaciones , sobre todo, en la cornisa cantábrica.
y el anticiclón de las Azores, responsable del tiempo seco y soleado.  Se trata
de aire tropical marítimo, estable y permanente. Se desplaza siguiendo el
movimiento “aparente” del Sol, así en verano está sobre la Península, aunque
también se puede provocar una baja presión de origen térmico muy localizada.
En invierno el anticiclón de las Azores se desplaza al Sur permitiendo la entrada
de borrascas atlánticas.
Los frentes
Zonas de contacto entre  masas de aire diferentes. España queda bajo la influencia del
frente polar atlántico. Este  frente no es sino el reflejo del  Jet Stream (o Corriente en
Chorro) correspondiente en altura. En su seno se originan borrascas que dan lugar a
intensas precipitaciones.                                                                                    
Al seguir el desplazamiento de las demás masas de aire, de N. a S, la península queda
bajo la influencia del aire tropical cálido en verano y la del aire polar frío en invierno.
Durante los equinoccios, los desplazamientos ondulatorios del  jet stream y del frente
polar barren la Península de N a S y de O a E.
Factores geográficos
Una serie de factores geográficos  matizará, a veces con cierta intensidad, los
presupuestos teóricos nacidos de la circulación atmosférica y de la localización de la
Península en la fachada occidental de las latitudes medias.
En España  debemos tener en cuenta:
El relieve, en su doble vertiente de altitud media elevada y  disposición
periférica, complica las características climáticas, al introducir nuevos matices
regionales e, incluso, locales.
La orientación de las montañas, en general, y de las laderas, en particular, se
traduce en regímenes térmicos o pluviométricos muy  diferenciados. Así, las
cadenas dispuestas de forma paralela, represan el aire frío continental procedente
de Europa o dificultan el paso de los flujos atlánticos procedentes del norte. Las
que se disponen de manera perpendicular a los vientos dominantes provocan
diferencias entre las vertientes de solana  y de umbría.
Esta disposición facilita la entrada de vientos húmedos atlánticos y evita que el
centro sea un desierto. Las barreras montañosas provocan el ascenso  y descenso
de los flujos de viento. Si una masa de aire cargada de humedad, choca con la
cordillera, asciende por la ladera de barlovento y el aire al elevarse, se enfría, se
condensa y llueve, son lluvias orográficas, habituales en la cornisa cantábrica.
En la ladera de sotavento al descender, el aire se  calienta dando origen a un
viento cálido y seco.
En lo relativo a la altura: a más altura, menos temperatura y más precipitación.
España tiene mucho territorio por encima de los 1.000 m, por lo que tienen 6º
menos que si estuvieran a nivel de mar  (0.65º /100m).

 Situación entre mares.

La situación de la Península entre dos mares de características contrapuestas, el
Atlántico y el Mediterráneo, aporta al clima nuevos matices, como la
suavización de las temperaturas, característica de los climas marítimos.                                                                                      
La forma maciza del país hace que la influencia marina llegue de distinta
manera, provocando una clara diferencia entre el centro y la periferia.
 En  el Atlántico la temperatura está modificada por la deriva Nor-Atlántica
haciendo que el N sea menos frío de lo que sería si no existiera.
El Mediterráneo al ser cerrado y no tener corrientes marinas que modifiquen el
clima y al estar rodeado de montañas ve  algo limitada su influencia en el clima.