16 febrero, 2013

Literatura: La sátira y el epigrama. MHR

LA SÁTIRA: JUVENAL.

El término latino satura tuvo el significado de "relleno, mezcla". Se aplicó a un género que se caracterizaba por la variedad de metros y de asuntos.

Es con Lucilio con quien queda afirmada como género literario la sátira romana. Como forma métrica queda fijada para ella la del hexámetro. Como contenido temático permanece la variedad de la vida.

Después de Lucilio fue Horacio el primer poeta que destacó en la sátira. Publicó dos libros de sátiras. En ellas reconoce a Lucilio como predecesor que había establecido las normas del género.

JUVENAL.

Dejó 16 sátiras, de extensión muy desigual. Todas ellas son violentos ataques contra las costumbres de su tiempo y contra los abusos de los reinados precedentes, sobre todo el de Domiciano.
Destaca especialmente en sus sátiras la pintura de la vida de los parásitos, llena de sinsabores y humillaciones.
Para este poeta, el hombre no es feliz a causa de los demás hombres, sobre todo si vive en Roma. Su tremendo pesimismo sólo contempla los aspectos negativos y sombríos de la sociedad. Para combatir los males propone el retorno masivo a la vida rústica primitiva o a la vida militar.
La obra de este último representante de la sátira alcanzó un éxito prodigioso. Fue utilizada por los Padres de la Iglesia como látigo contra los vicios del mundo pagano.

EL EPIGRAMA: MARCIAL.

El epigrama se aplicó en Grecia a pequeñas inscripciones en verso que se grababan o escribían sobre estelas funerarias y otros monumentos.
El epigrama se caracterizó por su brevedad. Fue ampliando su temática originaria, dando cabida a toda clase de asuntos. Se puede distinguir diversos tipos de epigramas, como el funerario, el erótico, el narrativo, etc.
El epigrama jocoso fue el que se convirtió en el epigrama por antonomasia tanto para la literatura latina como para las literaturas nacionales de la posteridad occidental.

MARCIAL.

La obra de Marcial tal como ha llegado hasta nosotros, está constituida por epigramas distribuidos en quince libros.
Este no cultivó todos los tipos de epigramas, sino que mostró decidida preferencia por el epigrama jocoso, satírico, caricaturesco, terminado casi siempre por una gracia o agudeza reservada para el último verso e incluso para la última palabra.