Evolución política 1959-1975
El inmovilismo político de los sesenta
El inmovilismo político de los sesenta
Pese profundos cambios económicos y sociales de
la década de los sesenta, el inmovilismo, la ausencia de
cambios importantes, caracterizaron a la política del período. No
obstante, se pueden reseñar algunos elementos nuevos que
posteriormente tendrían gran trascendencia:
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La renovación de la Iglesia Católica en el Concilio Vaticano II propiciaron el alejamiento de la Iglesia y el régimen franquista. Las tensiones fueron crecientes entre los que habían sido estrechos aliados.
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Resurgimiento de las tensiones nacionalistas y aparición del terrorismo de ETA. En 1959, un grupo de jóvenes abandonaron el PNV y crearon ETA, Euzkadi ta Askatasuna, (Patria Vasca y Libertad). Esta nueva organización nacionalista radical optó unos años después por aplicar tácticas terroristas.
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Aumento de los conflictos laborales desde 1961. Las reivindicaciones de las huelgas fueron pasando poco a poco de cuestiones laborales (salarios, jornada de trabajo) a la denuncia política (libertades sindicales y políticas).
La respuesta del régimen a cualquier disidencia
siguió siendo puramente represiva. Dos ejemplos bastan:
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En 1963, un militante clandestino del Partido Comunista, Julián Grimau, fue ejecutado por delitos cometidos en la guerra civil. Las protestas internacionales fueron generalizadas.
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En 1962, tras pedir España la adhesión a la CEE, un grupo de representantes de la derecha liberal que vivían en el exilio se reunió en Munich y pidió que no se admitiera a España hasta que no se estableciera en el país un régimen democrático basado en las libertades políticas. La prensa franquista organizó un enorme escándalo contra lo que se vino a denominar el Contubernio de Munich.
Mientras el régimen aplicó pequeños e insuficientes cambios legislativos,
que no cambiaron para nada su esencia dictatorial:
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La Ley de Prensa de 1966, aprobada por el entonces ministro de Información, Manuel Fraga, aunque levantó algo la presión de la censura, no significó ningún avance significativo.
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La Ley Orgánica del Estado de 1966. Última de las Leyes Fundamentales del Movimiento que no trajo ningún cambio de interés.
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Forzado por su avanzado edad, Franco tuvo finalmente que designar un sucesor. En 1969, Juan Carlos de Borbón, nieto de Alfonso XIII, fue designado sucesor "a título de Rey".