LA NOVELA Y EL CUENTO HISPANOAMERICANOS DEL SIGLO XX
0. INTRODUCCIÓN
La historia de la Literatura hispanoamericana, que comenzó durante el siglo XVI en la época de los conquistadores, se puede dividir a grandes rasgos en cuatro periodos. Durante el periodo colonial fue un simple apéndice de la literatura española, pero con los movimientos de independencia que tuvieron lugar a comienzos del siglo XIX, entró en un segundo periodo dominado por temas patrióticos. Sin embargo, durante la etapa de consolidación nacional - tercer período- que siguió al periodo anterior, experimentó un enorme auge, hasta que alcanzó su madurez- cuarto período- a partir de la década de 1910, llegando a ocupar un significativo lugar dentro de la literatura universal. La producción literaria de los países latinoamericanos forma un conjunto armónico, a pesar de las diferencias y rasgos propios de cada país.
La Revolución Mexicana, iniciada en 1910, coincidió con un rebrote del interés de los escritores latinoamericanos por sus características distintivas y sus propios problemas sociales. A partir de esa fecha, y cada vez en mayor medida, los autores latinoamericanos comenzaron a tratar temas universales y, a lo largo de los años, han llegado a producir un impresionante cuerpo literario que ha despertado la admiración internacional.
1. LA NOVELA HASTA 1940: LA NOVELA REGIONALISTA
La novela americana se caracteriza hasta 1940-45 por una estética claramente arcaizante para el período. No hay en principio renovación formal. Sus técnicas son básicamente realistas, una herencia de la novela del siglo XIX, e incluso a veces con residuos del Romanticismo, muy floreciente allí. Sí hay en cambio una renovación temática, que adapta la novela a las realidades más acuciantes y más originales de la realidad americana del momento. Así aparecen tres subgéneros básicos:
- La novela de la naturaleza, o más propiamente novela de la selva (La Vorágine de José Eustasio Rivera (colombiano); el tipo del gaucho de la pampa, Don Segundo Sombra de Ricardo Güiraldes (argentino); Rómulo Gallegos (venozolano), Doña Bárbara
- La novela política: la novela de la revolución mexicana (Los de abajo, de Mariano Azuela) y la "novela de dictador", que no se desarrolla hasta unos años más tarde.
- La novela social: la novela indigenista - una oligarquía terrateniente que explota la tierra y los grupos sociales inferiores, en muchos casos indios-: Huasipungo de Jorge Icaza (ecuatoriano) o las novelas de Ciro Alegría (peruano), El mundo es ancho y ajeno.
2. PRIMERA RENOVACIÓN NOVELESCA: HACIA EL REALISMO MÁGICO
Desde 1940 comienzan los primeros intentos de renovación de la estética de la novela, a cargo de lo que podríamos llamar "primera generación". Hay una relativa renovación temática, basada en la aparición de paisajes urbanos y temas existenciales, aunque perviven los viejos temas, sobre todo el tema social. Pero lo más llamativo es cómo junto a la realidad irrumpe la imaginación, de modo que realidad y maravilla aparecerán íntimamente ligados en la novela: uso del mito, de la leyenda, de la magia, de la poesía.
Esto es lo que se ha dado en llamar "realismo mágico"- término acuñado por Franz Roh en 1925 para referirse a un movimiento pictórico alemán- y alternativamente "lo real maravilloso", denominación usada por Alejo Carpentier.
Parte de la renovación formal se debe a la lectura y a la incorporación de elementos tomados de alguno de los grandes renovadores europeos y norteamericanos de la novela (Faulkner sobre todo, pero también Kafka y Joyce) o tomados del lenguaje surrealista, muchos de cuyos hallazgos lingüísticos se emplean para expresar lo maravilloso. Introducen innovaciones técnicas como el subjetivismo, el monólogo interior, los saltos cronológicos, etc.; y utilizan un lenguaje brillante y barroco, cargado de sugerentes imágenes.
1Destacan primero en ese gran proceso de renovación: Miguel Ángel Asturias (guatemalteco), con una novela que inaugura en verdad el género de la "novela de dictador", El señor Presidente; Alejo Carpentier (cubano), Los pasos perdidos, El siglo de las luces, El recurso del método es su propia novela "de dictador"; Jorge Luis Borges (argentino) que nunca cultivó la novela, sino solo el relato breve; Juan Rulfo (mexicano) es autor solamente de dos libros de creación: los relatos El llano en llamas y su novela Pedro Páramo, el modelo más acabado de realismo fantástico. Otros autores destacados son Augusto Roa Bastos (paraguayo, Hijo de hombre), Juan Carlos Onetti (urugayo, El pozo) o José Lezama Lima (cubano, Paradiso).
3. LA NUEVA NOVELA HISPANOAMERICANA. NOVELÍSTICA DEL "BOOM"
Desde 1962 (año de publicación de El siglo de las luces de A. Carpentier, La ciudad y los perros de Vargas Llosa y La muerte de Artemio Cruz de C. Fuentes) se asiste tanto en España como en el resto de Europa al desarrollo sorprendente de la novela hispanoamericana, hasta entonces marginada y desconocida, pese a su importancia y a su desarrollo. Se trataba en realidad -al menos en parte- de un conocimiento repentino de una novelística que se había desarrollado en su propio aislamiento americano durante años y que daba la sensación de un "boom", de un surgimiento repentino. Se trata también, en buena medida, de un fenómeno editorial en el que tienen responsabilidad editores y editoriales como Carlos Barral y Seix-Barral en Barcelona; Gallimard, a través de la colección Croix du Sud en París y también de editoriales americanas, como Sudamericana y Losada (Buenos Aires), Monte Ávila (Caracas), Siglo XXI, Fondo de Cultura Económica, Joaquín Mortiz y Era (México)...
El "boom" no tiene carácter generacional. Lo llenan escritores de diversas edades y países, y frecuentemente con escasa relación entre ellos. No obstante, en lo temático se continúa el desarrollo de temas señalado por la generación anterior, sobre todo el gusto por la novela de paisaje urbano y los temas existenciales (la soledad, la incomunicación, la muerte...), y por una nueva novela rural y sobre todo se consolida la integración de lo fantástico y lo real. Formalmente, se insiste en la renovación de técnicas novelescas a través de la incorporación de técnicas de la novela experimental.
Muy en general (y no es aplicable a todos los autores) lo más destacable es: estructuras narrativas complejas; ruptura de la linealidad temporal, experimentación lingüística; la propia creación literaria como tema; importancia de lo histórico-social; rechazo de la moral burguesa; tendencia a unir diferentes géneros literarios bajo la forma de la novela y gran variedad de fórmulas narrativas (el uso de técnicas de contrapunto; la combinación o superposición de personas narrativas y puntos de vista; el empleo del monólogo interior, el uso de la segunda persona narrativa...).
Todo este proceso de renovación formal se pone al servicio de una literatura revolucionaria, muy comprometida con la realidad de una tierra sometida a violentos y traumáticos procesos históricos. Destaquemos algunos autores.
- Ernesto Sábato (argentino): de carácter fuertemente simbólico, sus novelas reflejan temas como la locura, la incomunicación y el malestar existencial (El túnel; Sobre héroes y tumbas; Abaddón el exterminador).
- Julio Cortázar (argentino): en sus cuentos, el elemento fantástico surge con absoluta naturalidad y se mezcla impasiblemente con la vida cotidiana. Su obra propiamente novelesca incluye varias obras muy experimentales, pero su máxima novela es Rayuela.
- Carlos Fuentes (mexicano) critica la burguesía y del sistema político de su país, a la vez que se propone un proceso de renovación del lenguaje narrativo (La región más transparente, La muerte de Artemio Cruz- la vida de un cacique rural mexicano-, la novela corta Aura, relato en segunda persona).
- Gabriel García Márquez es el más influyente de los autores del "boom". Sus primeras novelas cortas (La hojarasca; El coronel no tiene quien le escriba; La mala hora; Los funerales de la Mama Grande...) tanteaban ya en la búsqueda de la unión de lo real y lo fantástico (el mundo imaginario de Macondo). Cien años de soledad (1967) fue la novela que marcó el surgimiento del "boom" y supuso todo un fenómeno en las literaturas hispánicas (y tal vez en
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la literatura mundial) Otras obras destacables son la "novela de dictador" en El otoño del patriarca, Crónica de una muerte anunciada, una magistral novela corta, El amor en los tiempos del cólera.
- Mario Vargas Llosa (peruano y con doble nacionalidad española desde 1995). Su primera novela La ciudad y los perros, relato breve complejo, le llevó a la fama. Merecen destacarse La Casa verde, Conversación en "La Catedral", larguísimo diálogo muy complejo técnicamente, Pantaleón y las visitadoras, hilarante crónica de la adscripción al ejército peruano de un grupo de prostitutas; La Guerra del fin del mundo, una recreación alucinada de las guerras internas latinoamericanas.
4. ÚLTIMAS TENDENCIAS EN LA NOVELA
El boom dejó en años posteriores un terreno favorable en editoriales y público para la multiplicación, muchas veces indiscriminada, de autores y títulos. Las editoriales aprovecharon el filón y acudían al constante lanzamiento de novelas. Fue la resaca del boom.
Por lo demás, dos corrientes simplifican el complejo panorama de la novela: la novela y los mass media y la narrativa hermética o metanovela.
4.1. Narrativa y los mass media
El autor asume su papel de comunicador en una sociedad regida por los mass media, desplaza su producto estético (la novela) de un punto central y privilegiado y lo sitúa al mismo nivel que otras comunicaciones, como el cine, la televisión, el cómic, el pop, lo camp o el kitsch, de cuyos lenguajes y técnicas se aprovecha. En esta corriente se inscriben la narrativa del argentino Manuel Puig (Boquitas pintadas, El beso de la mujer araña), algunas novelas de Vargas Llosa, las del mexicano Ibargüengoitia (Los conspiradores, Las muertas, humor corrosivo, esperpento y surrealismo) o las del peruano Alfredo Bryce Echenique (Un mundo para Julius, La vida exagerada de Martín Romaña).
4.2. Narrativa hermética o metanovela
Otros novelistas, en trayectoria opuesta, sacralizan el arte y sitúan la novela en un lugar privilegiado, sólo accesible a los iniciados; su elitismo les lleva a una escritura hermética, para minorías. Las obras del cubano Severo Sarduy (De donde son los cantantes, Cobra, de arriesgado experimentalismo lingüístico) o del mexicano Salvador Elizondo (El grafógrafo, Farabeuf, El hipogeo secreto, son metanovelas experimentales) representan la religión de la estética frente a la estética de la mercancía de los anteriores.
Además de los novelistas que hemos citado arriba, merecen destacarse en la narrativa hispanoamericana actual a autores como Isabel Allende (chilena), Laura Esquivel (mexicana), Antonio Skármeta (chileno), Roberto Bolaño (chileno), Sergio Pitol (mexicano) o Augusto Monterroso (guatemalteco).
5. EL CUENTO HISPANOAMERICANO
Junto con la novela, el cuento ha sido un género narrativo ampliamente cultivado en Hispanoamérica desde los años cuarenta hasta la actualidad. Recopilado en colecciones, ha dado títulos de gran calidad y originalidad. En algunos casos, el cuento ha adelantado innovaciones estructurales y lingüísticas que desarrollaron más tarde los escritores del boom de los años sesenta.
5.1. El cuento en los años cuarenta y cincuenta
Los narradores de los años cuarenta y cincuenta han sido grandes cultivadores del cuento literario. Destaca la aportación extraordinaria de Jorge Luis Borges. En una primera etapa, influido por las vanguardias europeas, escribe poesía a la que regresará a partir de 1960. A partir de 1930, escribirá narraciones breves a las que denomina genéricamente ficciones. Destacan sus libros de cuentos como El Aleph, Historia Universal de la Infamia,
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Ficciones, o más tarde, El informe de Brodie y El libro de arena. Todas sus narraciones repiten una serie de temas obsesivos: el mundo caótico y sin sentido, el destino y la fatalidad, el mundo como laberinto, el paso inexorable del tiempo, el tiempo cíclico, la imposibilidad de conocer el mundo, el carácter artificial e ilusorio de la realidad... Se caracterizan, asimismo, por una gran originalidad estructural.
Asimismo, son importantes las narraciones de Juan Rulfo, autor de quince cuentos que componen el volumen El llano en llamas (1953), en los que trata la dureza de la vida rural mexicana en su primitivismo y su pobreza física y moral. También sobresalen los tres relatos de Alejo Carpentier recogidos en Guerra del tiempo, donde trata el problema de la imposibilidad de definir y dividir el tiempo. Por su parte, Juan Carlos Onetti continúa en sus relatos los temas básicos de sus novelas (personajes angustiados y desesperanzados que deambulan en un mundo sórdido): Tiempo de abrazar, Tan triste como ella y otros cuentos.
4.2. De los años sesenta a la actualidad
Los relatos cortos de los narradores del boom ha pasado en algunos casos inadvertidos debido a la importancia de sus novelas. Además de García Márquez (La increíble y triste historia de la cándida Eréndira y de su abuela desalmada), otros autores han cultivado el género.
Julio Cortázar muestra en sus cuentos - a veces bajo la influencia del surrealismo- una realidad compleja que suele aparecer parodiada. Destacan los relatos recogidos en Bestiario, El perseguidor, Todos los fuegos, el fuego, Las armas secretas, Historias de cronopios y famas, donde revela el absurdo de lo cotidiano con un gran sentido del humor.
Mario Benedetti (urugayo) refleja en Montevideanos, La muerte y otras sorpresas y Con y sin nostalgia la vida diaria y las circunstancias políticas de su país desde una postura comprometida con un lenguaje sencillo y coloquial.
Mención aparte merece el cuentista Augusto Monterroso. Sus cuentos, muchos de ellos auténticos microrrelatos, tienden a la máxima condensación: Obras completas (y otros cuentos), La oveja negra y demás fábulas...
Desde los años sesenta a la actualidad el cuento ha sido parte importante en la obra narrativa de autores como Mayra Montero (cubana), Isabel Allende, A. Bryce Echenique o Antonio Skármeta.