Empezó a frecuentar los círculos literarios y artísticos
y escandalizó a todo París con sus relaciones con Jeanne Duval, la
hermosa mulata que le inspiraría algunas de sus más brillantes y
controvertidas poesías. Destacó pronto como crítico de arte: el Salón de
1845, su primera obra, llamó ya la atención de sus contemporáneos,
mientras que su nuevo Salón, publicado un año después, llevó a la fama a
Delacroix (pintor, entonces, todavía muy discutido) e impuso la
concepción moderna de la estética de Baudelaire. Buena muestra de su
trabajo como crítico son sus Curiosidades estéticas, recopilación póstuma de sus apreciaciones acerca de los salones, al igual que El arte romántico (1868), obra que reunió todos sus trabajos de crítica literaria.
Fue
además pionero en el campo de la crítica musical, donde destaca sobre
todo la opinión favorable que le mereció la obra de Wagner, que
consideraba como la síntesis de un arte nuevo. En literatura, los
autores Hoffmann y Edgar Allan Poe, del que realizó numerosas
traducciones (todavía las únicas existentes en francés), alcanzaban,
también según Baudelaire, esta síntesis vanguardista; la misma que
persiguió él mismo en La Fanfarlo (1847), su única novela, y en sus distintos esbozos de obras teatrales.
Comprometido por su participación en la revolución de 1848, la publicación de Las flores del mal,
en 1857, acabó de desatar la violenta polémica que se creó en torno a
su persona. Los poemas (las flores) fueron considerados «ofensas a la
moral pública y las buenas costumbres» y su autor fue procesado. Sin
embargo, ni la orden de suprimir seis de los poemas del volumen ni la
multa de trescientos francos que le fue impuesta impidieron la reedición
de la obra en 1861. En esta nueva versión aparecieron, además, unos
treinta y cinco textos inéditos.
El mismo año de la publicación de Las flores del mal, e insistiendo en la misma materia, emprendió la creación de los Pequeños poemas en prosa, editados en versión íntegra en 1869 (en 1864, Le Figaro había publicado algunos textos bajo el título de El esplín de París). En esta época también vieron la luz los Paraísos artificiales (1858-1860), en los cuales se percibe una notable influencia de De Quincey; el estudio Richard Wagner et Tannhäuser à Paris, aparecido en la Revue européenne en 1861; y El pintor de la vida moderna, un artículo sobre Constantin Guys publicado por Le Figaro en 1863.
Pronunció
una serie de conferencias en Bélgica (1864), adonde viajó con la
intención de publicar sus obras completas, aunque el proyecto naufragó
muy pronto por falta de editor, lo que lo desanimó sensiblemente en los
meses siguientes. La sífilis que padecía le causó un primer conato de
parálisis (1865), y los síntomas de afasia y hemiplejía, que arrastraría
hasta su muerte, aparecieron con violencia en marzo de 1866, cuando
sufrió un ataque en la iglesia de Saint Loup de Namur.
Trasladado
urgentemente por su madre a una clínica de París, permaneció sin habla
pero lúcido hasta su fallecimiento, en agosto del año siguiente. Su
epistolario se publicó en 1872, los Journaux intimes (que incluyen Cohetes y Mi corazón al desnudo),
en 1909; y la primera edición de sus obras completas, en 1939. Charles
Baudelaire es considerado el padre, o, mejor dicho, el gran profeta, de
la poesía moderna.